Hay mucha gente “grande” que no termina de comprender que no tienen la verdad en su mano, que no son los custodios de la sabiduría de nuestro mundo. Insisten en pensar que pueden marcar el camino de las nuevas generaciones como si fueran los que pueden, los que conocen, los que determinan. Parecen ignorar que justamente son los que perdieron, los que se equivocaron, en muchos terrenos y no sólo en el político.
Lo que más duele es que estas personas tan aferradas a sí mismas se volvieron incapaces de escuchar, de probar, de cambiar, de aprender. Son personas que podrían –a partir de lo vivido- tener la humildad para callar y sacar apuntes, ponerse a pensar otra vez, pero en lugar de esto, a algunos de ell@s les gusta pretender que son apt@s –los más aptos- para enseñar a los demás. Lo más “cómico” de todo es que algunas de estas personas se sienten también con la capacidad de hablar en forma peyorativa de cosas que ni siquiera entienden. Me refiero en específico a la cantidad de veces que escucho cómo se refieren a los jóvenes como gentes descuidadas e inútiles, sin horizontes o ambiciones, que sólo les preocupa la gratificación inmediata en lugar de entender los grandes conceptos y trabajar para las grandes obras…
Entonces estas personas tan importantes se ponen a definir líneas. Se aferran lo más que pueden a sus lugares, allí donde se toman decisiones, y delinean formas y decretos para perpetuarse a sí mismos. Porque claro. Ell@s son los capaces. A los jóvenes les falta experiencia, les falta fogueo, les falta probarse. Les falta. No se cuestionan si son ell@s mismos los que no están entendiendo. Al contrario, se creen que pueden corregirlos, les enseñan la actitud que se debe tener; los sentimientos que se deben tener; las formas que se deben mostrar. Se creen en el deber de educar.
Por ejemplo se creen que pueden crear un nuevo plan de estudios, y lo hacen como se debe hacer: o sea que someten a un montón de gurises de 18 y 19 años a clases teóricas interminables, llenas de conceptos inteligentísimos y de narrativas importantísimas, que por supuesto no se sabe a ciencia cierta si sirven ni para qué… porque claro, cómo les van a dar de entrada clases prácticas, sobre cosas concretas que se puedan ver de inmediato, que se puedan vincular con un uso, con un sentido en lo posible de la vida cotidiana… no, de ninguna manera, esto es por el absurdo de la inmediatez de est@s muchach@s, es por culpa de google, twitter o algo similar. Mejor decirles cómo deberían ser las cosas, y tenerlos por ejemplo el primer semestre de la entrada a la Universidad, cuando l@s tienen que entusiasmar, enardecer, hacer florecer, inquietarlos… en lugar de esto l@s tienen sometid@s a las grandes líneas conceptuales de lo que después verán para qué sirve… porque así es como deben ser las cosas: siempre primero el marco ideológico, el marco conceptual, el marco filosófico, la comprensión del todo, para sólo luego dedicarse a lo particular. Entonces l@s jóvenes se pasan aburriendo, se desestimulan, no entienden qué es lo que están haciendo allí... Ah! Pero nunca olvidar que es por su culpa, porque no tienen "actitud", porque no les importa nada, porque son unos individualistas… No vaya a ser que de verdad, estos adultos tan sabios se pregunten qué no entendieron para que l@s muchach@s no les den bola. No vaya a ser que se cuestionen por fin si no tienen que dar un paso al costado y dejar que las nuevas generaciones sean las que armen los posibles caminos. Porque se equivocarán también, pero dentro de sus códigos, y no tratando de imponer viejas recetas a nuevas generaciones que nada tienen que ver con la forma de vivir ni de entender las formas que tienen estos adultos.
Otra época. Otros aprendizajes. Otras formas de sentir. Otras formas de vincularse ¿No lo pueden entender? Y si no lo pueden entender ¿no podrían hacer el bien y dejar a las nuevas gentes, l@s jóvenes y los adultos que sí pudieron reciclarse, para que marquen caminos o lideren en cuestiones que importan?
No es con las viejas recetas y formas de comprender el mundo que van a cambiar la educación. No es con viejos estilos y viejas pautas de comportamientos como van a cambiar las estructuras políticas. Así no convocan. No convocan a l@s jóvenes para que estudien y se especialicen. No convocan a la gente para que participe y se comprometa. Así es como tod@s pierden.
Muchas personas proclaman que las distintas estructuras (políticas, sociales, institucionales, gremiales) den lugar a los jóvenes. Y escuché a muchas personas quejarse por esto. Las quejas se centran en que si realmente se piensa que los viejos no sirven para nada. Centran la discusión en si hay o no desprecio a los adultos… Como si el asunto fuera en quién quiere desplazar a quién. La visión paranoica del mundo que lamentablemente tanta pero tanta gente parece seguir. La falta de autocrítica es lo que da lugar a estas interpretaciones.
No se trata de desplazar ni de decretar inservible a todo aquel mayor de 50 años. Se trata de que l@s que no sean capaces de entender el mundo en el cual viven en la actualidad, l@s que no puedan incorporar los cambios, que dejen lugar a los que sí los viven, a los que sí hicieron el esfuerzo de entender, a los nacidos naturalmente en los nuevos códigos. Háganse a un lado en lugar de tratar de seguir imponiendo métodos, en lugar de aferrarse a sus cuotitas de poder como si fueran los guardianes del saber.