No hay gente buena y gente
mala. No es tan simple. No se burlen de la inteligencia, ni de la percepción,
ni de la intuición de las personas. Los problemas son mucho más complejos y
tratar de resolverlos mediante la banalización de los planteos es menoscabar la
posibilidad de entendimiento, de debate, de información y de mayor educación y
cultura de la población general.
Las/los seguidores de mi
blog saben lo preocupada que me siento por temas como las decisiones, la autoridad
y la responsabilidad, el hacerse cargo….. y también saben que más allá de cómo
he presentado estos temas en los diferentes post, nunca han sido tratados como
conceptos abstractos sino como el armado de la vida de cada uno. Es en este
sentido que quiero traer estos conceptos nuevamente y vincularlos con algo
actual y que de una manera u otra inunda la vida de cada uno de nosotros: el
tema de la salud pública y el debate hoy instalado con los cirujanos de ese
ámbito.
No hay cirujanos buenos y
cirujanos malos. Hay cirujanos que quieren renunciar a salud pública porque no
creen tener una remuneración ni condiciones de trabajo acordes con su estudio,
su dedicación y su esfuerzo. Se puede estar de acuerdo o no con sus planteos y
con sus medidas, pero lo que considero que no se puede, es simplificar esta
situación hasta ponerla en términos de gente buena/gente mala.
Es obvio a esta altura que
las cosas en salud pública están provocando disconformidades en distintos
ámbitos. No quiere decir que las cosas estén horribles, ni que no se haya
avanzado en muchos aspectos muy interesantes, pero es claro que se necesita
seguimiento, corrección de ideas, corrección en la gestión, reparar
equivocaciones, superar dificultades, cambiar rumbos donde las cosas no hayan
salido según lo esperado… o en pocas palabras: seguir avanzando. Cuando en lugar de esto, se ve la enorme
preocupación por “culpar al otro” sin hacerse cargo de lo generado por sí
mismo, entonces aparece mi desilusión irrevocable. En este conflicto en
particular, escucho que desde el gobierno se pide a los cirujanos que tengan en
cuenta que lo que está en juego es la salud, y que con la salud no se puede
jugar, y piden que se acuerden de la gente que es la perjudicada… muy bien, pero
si realmente los gobernantes creen esto que han dicho de la importancia de la
salud pública, les corresponde a ellos que todo funcione, no echarle la culpa
al “otro”. Al menos se espera que asuman la cuota de responsabilidad que les
cabe. O de lo contrario ¿qué están trasmitiendo? Que los cirujanos con esta
actitud se olvidan del ciudadano común, que son los malos ¿Y cómo se
catalogarán ellos mismos que son los que hacen la política y toman las
decisiones? Reconozcan mejor que los problemas no son simples de solucionar en
lugar de dividir las situaciones entre el bien y el mal.
También sentí la opinión de
un diputado del partido de gobierno llamando al repudio social. Buena manera
desde el gobierno de solucionar conflictos. Y por si fuera poco, otro diputado -médico
cirujano- declara sentir vergüenza por sus colegas porque es un país donde la
gente pagó la carrera de quienes estudiaron y ahora son profesionales y por lo
tanto éstos deberían estar pagando la deuda que generaron con la sociedad toda.
Pero nuevamente...no es tan simple. Se dice que los profesionales deberían
devolver a la población lo que se les dio en forma gratuita, porque los
estudios en la Universidad de la República los paga la gente. Pero resulta que -si
se quiere estudiar en la Universidad de la República- esto de que todos los que
quieran hacer una carrera universitaria la hará en forma gratuita es una
obligación. Porque se considera que es lo mejor para todos, y ni siquiera se
permite hacer un debate serio sobre este tema, se convirtió en algo así como un
“tema de principios”. Entonces a hacerse cargo de esta creencia. Asumir la
responsabilidad por esta política. Un estudiante que quiere hacer su grado en la
UDELAR no tiene la posibilidad de pagar sus estudios para luego no deberle nada
a la sociedad. No se le da la posibilidad de tener un contrato claro, del tipo “usted paga
x cantidad de dinero durante sus estudios, entonces no genera deuda; usted
no paga nada durante sus estudios, entonces como profesional contrae la
obligación de trabajar en el servicio público estatal tanto tiempo durante
tantas horas como pago a su deuda generada”. Si la política o el principio
indiscutible es que la educación sea gratuita para todos, sin contrapartidas
establecidas más allá de los impuestos que se determinan, entonces a hacerse
cargo de las consecuencias que esto genera en lugar de culpar a algunos de
egoístas y sentirse otros tan generosos.
El sistema entero tiene que
funcionar. Los responsables de que funcione eficazmente son los que tienen que
resolver los conflictos y corregir lo que no esté saliendo bien. No es simple. Es
preferible oír decir a los responsables que les es muy difícil resolver y
mejorar algunas situaciones, y debatir o dialogar con los involucrados las
formas para hacerlo, en lugar de tratar de convencernos que es un tema entre
buenos y malos, egoístas y generosos. Si no tienen la inteligencia, audacia,
honestidad y coherencia para gobernar no banalicen los temas, simplemente
retírense y dejen el lugar a quienes sí sean capaces de hacerlo.