lunes, 17 de septiembre de 2012

LOS BUENOS Y LOS MALOS


No hay gente buena y gente mala. No es tan simple. No se burlen de la inteligencia, ni de la percepción, ni de la intuición de las personas. Los problemas son mucho más complejos y tratar de resolverlos mediante la banalización de los planteos es menoscabar la posibilidad de entendimiento, de debate, de información y de mayor educación y cultura de la población general.

Las/los seguidores de mi blog saben lo preocupada que me siento por temas como las decisiones, la autoridad y la responsabilidad, el hacerse cargo….. y también saben que más allá de cómo he presentado estos temas en los diferentes post, nunca han sido tratados como conceptos abstractos sino como el armado de la vida de cada uno. Es en este sentido que quiero traer estos conceptos nuevamente y vincularlos con algo actual y que de una manera u otra inunda la vida de cada uno de nosotros: el tema de la salud pública y el debate hoy instalado con los cirujanos de ese ámbito.

No hay cirujanos buenos y cirujanos malos. Hay cirujanos que quieren renunciar a salud pública porque no creen tener una remuneración ni condiciones de trabajo acordes con su estudio, su dedicación y su esfuerzo. Se puede estar de acuerdo o no con sus planteos y con sus medidas, pero lo que considero que no se puede, es simplificar esta situación hasta ponerla en términos de gente buena/gente mala.
Es obvio a esta altura que las cosas en salud pública están provocando disconformidades en distintos ámbitos. No quiere decir que las cosas estén horribles, ni que no se haya avanzado en muchos aspectos muy interesantes, pero es claro que se necesita seguimiento, corrección de ideas, corrección en la gestión, reparar equivocaciones, superar dificultades, cambiar rumbos donde las cosas no hayan salido según lo esperado… o en pocas palabras: seguir avanzando.  Cuando en lugar de esto, se ve la enorme preocupación por “culpar al otro” sin hacerse cargo de lo generado por sí mismo, entonces aparece mi desilusión irrevocable. En este conflicto en particular, escucho que desde el gobierno se pide a los cirujanos que tengan en cuenta que lo que está en juego es la salud, y que con la salud no se puede jugar, y piden que se acuerden de la gente que es la perjudicada… muy bien, pero si realmente los gobernantes creen esto que han dicho de la importancia de la salud pública, les corresponde a ellos que todo funcione, no echarle la culpa al “otro”. Al menos se espera que asuman la cuota de responsabilidad que les cabe. O de lo contrario ¿qué están trasmitiendo? Que los cirujanos con esta actitud se olvidan del ciudadano común, que son los malos ¿Y cómo se catalogarán ellos mismos que son los que hacen la política y toman las decisiones? Reconozcan mejor que los problemas no son simples de solucionar en lugar de dividir las situaciones entre el bien y el mal.

También sentí la opinión de un diputado del partido de gobierno llamando al repudio social. Buena manera desde el gobierno de solucionar conflictos. Y por si fuera poco, otro diputado -médico cirujano- declara sentir vergüenza por sus colegas porque es un país donde la gente pagó la carrera de quienes estudiaron y ahora son profesionales y por lo tanto éstos deberían estar pagando la deuda que generaron con la sociedad toda. Pero nuevamente...no es tan simple. Se dice que los profesionales deberían devolver a la población lo que se les dio en forma gratuita, porque los estudios en la Universidad de la República los paga la gente. Pero resulta que -si se quiere estudiar en la Universidad de la República- esto de que todos los que quieran hacer una carrera universitaria la hará en forma gratuita es una obligación. Porque se considera que es lo mejor para todos, y ni siquiera se permite hacer un debate serio sobre este tema, se convirtió en algo así como un “tema de principios”. Entonces a hacerse cargo de esta creencia. Asumir la responsabilidad por esta política. Un estudiante que quiere hacer su grado en la UDELAR no tiene la posibilidad de pagar sus estudios para luego no deberle nada a la sociedad. No se le da la posibilidad de tener un contrato claro, del tipo  “usted paga  x cantidad de dinero durante sus estudios, entonces no genera deuda; usted no paga nada durante sus estudios, entonces como profesional contrae la obligación de trabajar en el servicio público estatal tanto tiempo durante tantas horas como pago a su deuda generada”. Si la política o el principio indiscutible es que la educación sea gratuita para todos, sin contrapartidas establecidas más allá de los impuestos que se determinan, entonces a hacerse cargo de las consecuencias que esto genera en lugar de culpar a algunos de egoístas y sentirse otros tan generosos.

El sistema entero tiene que funcionar. Los responsables de que funcione eficazmente son los que tienen que resolver los conflictos y corregir lo que no esté saliendo bien. No es simple. Es preferible oír decir a los responsables que les es muy difícil resolver y mejorar algunas situaciones, y debatir o dialogar con los involucrados las formas para hacerlo, en lugar de tratar de convencernos que es un tema entre buenos y malos, egoístas y generosos. Si no tienen la inteligencia, audacia, honestidad y coherencia para gobernar no banalicen los temas, simplemente retírense y dejen el lugar a quienes sí sean capaces de hacerlo.