Partimos
de Milán hacia Suiza. Llegamos a Wädenswil –ciudad y comuna suiza del cantón de
Zurich- con la enorme suerte de participar ese mismo día de la “noche de los
museos”. Fuimos al Centro Le Corbusier, Museo Heidi Weber; se trata de la casa
soñada por Le Corbusier y está muy bueno ver cómo se materializarían sus ideas
y proyectos, cómo hubiera sido vivir a través de sus ideas. Tiene una actualidad
increíble: las grandes ventanas de piso a techo, sin persianas ni cortinas, los
parantes y columnas de hierro con las estructuras básicas a la vista y formando
parte; la cocina salvo detalles (no había lavavajillas! jaja) tiene una
actualidad increíble, integrada en el mismo ambiente al living comedor, todo
obviamente con líneas geométricas, limpias y funcionales. Está al lado del lago
de Zurich, en un terreno dentro de un parque público, muy lindo para visitar.
En la noche, iluminado de manera de sacarle el mayor jugo posible a esta Maison
de L’Homme, estuvo buenísimo.
También
visitamos el Museo de Arte, Kunsthaus Zurich, donde había una muestra de Cindy
Sherman “Untitled Horrors”. No la conocía, leí algo de ella después de ir a ver
su muestra, es una artista y fotógrafa estadounidense nacida en el '54. Esta muestra trataba de
una serie de fotografías intervenidas donde utiliza mucho su propia imagen
transformada para expresar lo que quiera expresar. No me emocionó mucho que
digamos, pero el Museo y la muestra como algo distinto de ver valió la pena.
Así que
apenas llegados, logramos ver Zurich en la noche hasta tarde, lleno de gente y
movimiento, algo no muy característico de Suiza que digamos… Terminamos
paseando por callecitas del barrio histórico, retorcidas y empedradas, llenas
de pequeñas tiendas y bolichitos, noche perfecta.
Al día
siguiente y gracias al magnífico amigo y anfitrión que tuvimos, fuimos a
visitar un pueblo de montaña, Trin Mulin (o mejor llamado Tilín Tilín), donde
nos quedamos a pasar la noche. Pueblito precioso, sin iglesia (¡!), recorriendo
caminos de montaña, trepando cual cabras hasta llegar a unas vistas increíbles.
Todo de postal Suiza. Está bueno comprobar que las postales son de verdad y no
un montaje fotográfico. Suiza es así, como sus postales… Todo lo que visitamos –Wädenswil,
Zurich, Trin Mulin, Lucerna- fueron lugares encantadores, de postal, ciudades
ordenadas, limpias, donde todo funciona tan bien que parece ilógico que algo
pueda salir mal. Aún sin entender nada los letreros ni los avisos, uno fluye
sin problemas y logra adivinar sólo asumiendo una cierta lógica de movimientos.
Me recontra encantó. Gracias a Gastón vimos y vivimos unos días en Suiza como
nunca lo hubiéramos podido hacer.
Y ahora…
nos preparamos para Italia: empezamos en Bérgamo en honor a HB y luego
Florencia…
No hay comentarios:
Publicar un comentario