lunes, 6 de febrero de 2012

Vivir

¿Tiene importancia buscar un sentido a la vida? ¿Algo o alguien que la justifique, fundamente o le conceda jerarquía? ¿No alcanza con la vida misma?

Son preguntas que se repiten muy a menudo, ya que por diferentes razones parece ser importante encontrar la finalidad, el contenido o la justificación de la vida que se está viviendo. Esa vida que cada uno construye, que es propia de cada quien, que está implícita, contenida, en la edificación de cada persona… es la vida que cada uno puede tener. Puede ser muy rica, aburrida, llena de sobresaltos, impredecible, rutinaria, emocionante o tediosa. En general tiene un poco de todo esto y más. Y en general es diferente en cada etapa o momento de una misma persona. Es variable, incierta, contingente. Es problemática, se necesita de todo el esfuerzo y la energía para escribir y dibujar el mapa de cada uno. Se necesita atreverse, elegir, ganar, perder, frustrarse, disfrutar, penar, conmoverse. Es inmensa la tarea de vivir. Y no viene dada con la sola existencia… hay que construirla ¿Y además de todo esto hay que buscar un sentido? ¿El sólo hecho de construir y vivir la vida propia no alcanza como significado, como motivo, como razón de existir?

La búsqueda de destinos, de lugares a los cuales arribar, puede ser una necesidad de muchas personas para saber por dónde caminar o cómo marcar su senda. O para darle un “sentido” a su vida. Desde siempre el humano crea objetivos hacia los cuales dirigirse: pueden ser místicos, simbólicos, o pueden ser racionales. Puede tratarse de llegar a un Dios, de lograr la Armonía y Paz Eternas, o también de construir el Hombre Nuevo o de llegar a la realización de la Ideología. Entonces aquí el objetivo, la meta, el destino, se vuelve lo más importante y preciado. Gran peligro. Todo se puede justificar para alcanzarlo. Incluso se puede vivir en la tristeza, en la pobreza, en la desidia, en la maldad, en el horror… si con ello contribuye a lograr su propósito.

Lo que hay que preguntarse es si realmente se necesita tener este objetivo, esta Meta Final en la existencia de cada uno. Como si no alcanzara con la ardua tarea del vivir. Si no se insiste en elaborar objetivos o creer en destinos, entonces pasa a ser fundamental la construcción del camino propio. Aquí es cuando el camino es lo trascendente, vivir es el cimiento, contenido y sentido. Por eso es importante para tomar decisiones saber de dónde se sale y no a dónde se llega. Saber de dónde se viene y no a dónde se va. Cobra importancia que cada uno pueda contar su vida. La capacidad de describir, narrar, expresar, referir. Decir y detallar cada historia, momento, cada decisión, cada cuenta. Saber lo que se tiene y lo que no. Con qué se cuenta. De qué se dispone. Poder medir, evaluar, ajustar. Todo esto pasa a ser lo importante. Porque lo que importa es el camino, la vida misma.

El transcurso es el fundamento de la existencia. Y este transcurrir, este camino, el dibujo del mapa de cada quien, la vida de cada uno, es eso que se vive momento a momento. Vivir es lo más cotidiano que podamos encontrar. Es lo que pasa en el día, en cada hora, en cada decisión, en cada pérdida, en cada problema, en cada ganancia. Es el levantarse, hacer, emocionarse, buscar, aburrirse… esto que se hace día a día, este dibujo, esta formación del mapa… es la vida de cada uno, el objetivo último, el deleite: vivir.

3 comentarios:

  1. Que oportuno!!!!Luego de una decisión muy importante, en la que sé de donde salgo, me encuentro muy motivada frente a un gran océano, con muchas ganas de aprender a nadar día a día. Muchas Gracias Mirta!!!

    ResponderEliminar
  2. Muchas veces son las circunstancias de la propia existencia, las que te llavan a buscar un sentido a la vida.
    Otras veces el sentido está dado por el solo hecho de vivir, otras, como tú bien dices, por ideales, sentimientos religiosos, etc.
    En mi experiencia, que creo haber atravesado muchas de estas cosas, hay momentos particulares en los que uno busca, necesita encontrarle un sentido a la vida; un sentido que trascienda el mero hecho de vivir. En otros la vida fluye como un río (manso o caudaloso, eso no importa) lo que importa es que simplemente fluye y ese fluir alimenta y enriquece nuestra vida; en esos momentos el sentido de la vida es vivir, nada más lindo que eso.

    Quería hacerte estos comentarios, tan particulares, de alguien que ha vidido bastante y atravesado múltiples circunstancias, algunas complejas y dificiles, otras en las que la vida fluye y otras muy duras. Son en los extremos en los que uno debe esforzarse por encontrar el sentido o más bien el río.

    Gracias por hacernos pensar!!!

    ResponderEliminar