lunes, 27 de febrero de 2012

Otra vez decidir...

La búsqueda de la tan mencionada y anhelada “libertad” es tan abstracta que pocas veces mencionamos la palabra dando el mismo significado. El concepto de libertad aplicado a las relaciones del humano con su medio, con su vida, en su inserción en la sociedad que habita es extremadamente complejo. Hay muchas normas, pautas, reglas y sentencias que dictaminan el accionar humano en un determinado lugar y en una determinada época. Muchas de estas reglas, valores y pautas vienen del pasado, muchas otras son del presente.

Las mujeres y los hombres más adaptados cumplen con todos los preceptos, no hacen enojar a nadie, son queridos por muchos y se muestran muchas veces infelices. Carecen de algo, no saben bien de qué, hay algo que falta, que no está bien.
Los que simplemente son adaptados -no “muy”- cumplen con la gran mayoría de los preceptos aunque estiran los límites, las fronteras, se atreven un poco más, cambian algunas cosillas; pero muchas veces se muestran también infelices o inconformes.
Los un poco menos adaptados y más atrevidos, los que arriesgan, los que cumplen vagamente con lo esperable pero viven dándole más importancia a su aire, a su parecer, a sus sentimientos y conceptos -aunque deban romper con reglas y transgredir las normas- éstos que muchas veces son tildados de individualistas, o incluso de egoístas, que son mirados, señalados, en algunos lugares perseguidos, manifiestan muchas veces su amor por vivir, sienten más intensamente, se sienten protagonistas, forman su vida. Aunque también están más solos que el resto, menos comprendidos. Son los que se parecen más a “los libres”, los que pueden, los intensos, la vida para ellos vale mucho, es un honor, es un milagro, se llenan los pulmones de aire y absorben toda esta vida que están creando. Son los que encuentro más felices, o más plácidos, más agradados. Claro que con altos costos, como la soledad, la no pertenencia, el alejamiento.

Qué es mejor y qué es peor de todas las opciones, sólo cada quien lo puede determinar. El propio individuo debe mirarse a sí mismo y decidir cómo logra su punto de equilibrio entre lo que quiere, lo que puede y lo que tolera. Qué tan solo se puede estar, qué tanto soporta no pertenecer, cómo siente la incomprensión o críticas de los demás… son todos parámetros individuales, privados. Para formar la llamada armonía del vivir, para sentirse “libre”, protagonista, capaz, complacido, el humano necesita ese pacto interno, esa intuición íntima que permite saber por cuál camino toma cada uno. No hay terapias, ni correccionales, ni búsquedas esotéricas que puedan indicar el punto de equilibrio porque sólo el sí mismo lo puede determinar. Y en general encuentro que esto se logra luego de mucho ensayo y error, provocación y culpa, aciertos y metidas de pata. Por eso me resulta tan importante, tan imprescindible, la capacidad de decidir, de atreverse, de ganar y perder, de aprender….
Decidir, sólo eso.

3 comentarios:

  1. "Qué es mejor y qué es peor de todas las opciones, sólo cada quien lo puede determinar. El propio individuo debe mirarse a sí mismo y decidir cómo logra su punto de equilibrio entre lo que quiere, lo que puede y lo que tolera. Qué tan solo se puede estar, qué tanto soporta no pertenecer, cómo siente la incomprensión o críticas de los demás… son todos parámetros individuales, privados"

    Ay ay Mirta, no te imaginás como me identifico con esto... que es un "estado de ánimo" diría un conocido en común.

    "Y en general encuentro que esto se logra luego de mucho ensayo y error, provocación y culpa, aciertos y metidas de pata"

    Sí estoy, en, increiblemente, todos y cada uno de ellos. Así que es como bien y mal, bien y mal, bien y mal, dependiendo del momento o de la situación... Y es tal cual así como decís, aprender es eso. Casi uno diría que animarse, lo más loco de todo es que al final creo que uno nunca sabe efectivamente en verdad a "dónde" va a llegar. De hecho, borro ese creo y rectificó: uno nunca sabe efectivamente a donde va a llegar; uno se aproxima, más, menos que se yo. Pero no se puede controlar todo... y equivocarse siempre es posible.

    Mirando para atrás me vienen a la cabeza un par de decisiones, de elecciones que capáz no fueron las mejores en su momento y de las cuales me arrepentí mucho. Pero sin embargo, hoy, paradojicamente, gracias a esa "equivocación" estoy muy pero muy cerca de tener un gran logro en dónde trabajo. Entonces, lo mismo de antes, uno nunca sabe a dónde puede llegar ni exactamente trazar un camino de X a Z. Lo bueno, creo, es que al parecer en el caso de que las cosas salgan "mal" o no de la mejor forma, aún así quedan caminos alternativos, cambiar, ensayar, otras rutas. Claro, que hay que ser muy valiente.

    Vamoarrriba!

    Abrazo

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  2. Me gustó la columna, me gusta en particular la idea de que no hay recetas para algunas cosas, que cada uno tiene su equilibrio y, también, me gusta la idea de que estas cosas llevan tiempo. Siempre es bueno tener una voz más por ahi en el cyberespacio para recordarnos que hay que decidir, equivocarse, tropezar, y seguir, y sobretodo, aprender.

    Como comentario quizás constructivo, está bueno pensar este post en clave de la multiplicidad del ser humano. Vale decir, hacemos muchas cosas, nos interesan muchas cosas, somos muchas cosas. El equilibrio entre adaptación e individualidad (por ponerlo de alguna forma) puede estar en distinto punto según el interés o la actividad. Uno puede optar por estar mas bien adaptado y contenido ocho horas al día en su trabajo como funcionario municipal y quizás descontracturarse y dar rienda suelta a un montón de cosas una vez por mes desde arriba de un escenario (estoy pensando por ejemplo en Tabaré Rivero, por poner un ejemplo concreto).

    Capaz parte de ese equilibrio no sólo está en tener la combinación correcta para uno de reglas y no-reglas, sino también de actividades/intereses/"vidas" con mas reglas y con menos reglas.

    Creo que me expresé bastante poco claramente, espero se entienda la idea!

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  3. Marcelo taglioretti1 de marzo de 2012, 22:21

    Hace poco cumpli 50. Alguien,no se por que motivo me dijo: "Es la hora de los proyectos, de animarse y hacer". Aunque no identifico el porque, mi respuesta fue automática. Exactamente lo contrario, es la hora de parar, y tan solo levantarse cada día y ver que pasa.Creo que es la ùnica libertad que puedo controlar, aceptar lo que venga y vivir, respirar, hablar o callarse, hacer o no hacer.Puedo elegir solamente como me siento, o mejor dicho, puedo aspirar a elegir como sentirme.Cada ser humano accede, con o sin ayuda externa, a un sin fin de herramientas para elegir el rumbo de sus sentimientos o pensamientos. Es la única libertad a la que supongo podemos acceder. No puedo parar la lluvia aunque quiera ver el sol. Puedo, libremente elegir que la lluvia no me altere y hasta disfrutarla. No puedo evitar que me asalten, puedo aceptar que me asaltaron y no agregar resentimienos al hecho. La única libertad que supongo existe, es la interior.Es claro que para tan solo intentarlo debo conocerme, saber de donde vengo, quien soy y quien puedo aspirar a ser, pues como dice un amigo "conocer el problema ya es una ventaja". El resto es afuera y no puedo ni debo intentar controlarlo. A mi entender, como ya escribiste, este es nada más ni nada menos que "el camino". La libertad no puede ni debe ser una meta. Es un camino interior, con vaivenes. El secreto está en saber que no siempre lo puedo lograr y que lo bueno es que el día termina, y mañana puedo volver a empezar. Me fui de mambo, solo escribí lo que me vino a la mente.

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