lunes, 12 de marzo de 2012

Para ellas y ellos

El debate sobre el lenguaje sexista cobró nuevos bríos en el mundo hispanohablante. Esta vez la polémica se instaló a partir de un informe aprobado por un pleno de la RAE y publicado a principios de este mes: “Sexismo lingüístico y visibilidad de la mujer”. Está bueno leer este informe escrito por Ignacio Bosque para volver a pensar acerca de los usos del lenguaje y su implicancia en la formación de cultura.

El tema de fondo es sobre la invisibilidad lingüística de las mujeres y el sexismo de la lengua.
¿Cómo nos dirigimos a un público, a “los demás”? Tradicionalmente se usaba -y se sigue usando- el masculino para comprender a un conjunto de hombres y mujeres, niños y niñas. En algún momento que no sabría definir cuál es, esto comienza a cuestionarse. Incluso en algunos países –España por ejemplo- se viene elaborando desde hace años guías de lenguaje no sexista en distintas dependencias del Estado y en variadas instituciones y comunidades.
Hay distintas posibilidades para no continuar con la tradición de hablar en masculino para referirse al conjunto:

Algun@s desde hace tiempo adoptaron el tod@s, o también el todxs para dirigirse al público mixto, de manera de no dejar en la oscuridad a ninguno de los géneros. Lxs que se sienten cómodxs con esto aducen que encontraron una fórmula neutra donde todxs están comprendidxs. L@s que no están de acuerdo con esto hablan del caos en la transformación de las reglas gramaticales y demás cuestiones más formales, pero también de la imposibilidad de resolver el problema, ya que esto sólo puede ser usado en el lenguaje escrito, lo que resulta insuficiente porque así no se contribuye a transformar la forma  verbal de comunicar.

Hay quienes escriben y hablan –dirigiéndose a un público- introduciendo a veces el femenino y a veces el masculino. En forma aleatoria se usa los y las, todos y todas… A favor: no se dirigen a un único género, no ocultan y colocan en las sombras a ninguno de los géneros, demuestran que tanto se puede referir a uno u otro género porque es indistinto. En contra: es al menos confuso, no se sabe si en algún concepto en particular deben atender ellos y en otros conceptos ellas; se puede especular acerca de la pertinencia de una determinada referencia en masculino y otra determinada referencia en femenino… o más aún… alguien podría comenzar a contar cuántos “los” y cuántos “las” hay en el artículo o discurso, e inferir a partir de un conteo que, lo que quiso ser al azar y demostrar neutralidad, resultó en una primacía hacia uno de los géneros; se puede pensar que no es igualitario el tratamiento del femenino y masculino porque hay más referencias a uno que al otro, y que esto podría tratarse de una campaña subliminal, casi oculta, una subrepticia forma de lavar los cerebros de las inocentes personas para imponer la supremacía de tal o cual género. Engorroso al menos.

Otra posibilidad es –en el lenguaje verbal, cuando se dirige a un conglomerado de individuos- utilizar la regla de las mayorías: si en la reunión/mitin hay más mujeres que hombres se habla en femenino y viceversa. A favor: se toma en cuenta la mayoría numérica, no hay una discriminación de género, simplemente se sigue una regla de mayorías que es absolutamente al azar. En contra: es difícil de usar si es un orador dirigiéndose por ejemplo a miles de personas; no sirve para el lenguaje escrito, no resuelve el problema de comunicación. Pero además puede resultar confuso y poco educativo ¿se imaginan una maestra en una clase de la escuela, contando la cantidad de niñas y niños y entonces dirigiéndose a ellas o ellos de acuerdo al día? ¿o si es una clase estable y siempre hay mayoría de niñas por ejemplo? ¿se imaginan a los varoncitos cuando la maestra dice “ahora todas a cantar”? A veces atenderán los niños y otras veces atenderán las niñas, pero dudo que est@s pequeñit@s entiendan mucho sobre lo que le está pasando al/la pobre maestrx…

Otra posibilidad: se habla y escribe siempre contemplando ambos géneros. A favor: es educativo; se enseña cómo debe hacerse para no excluir; quedan todxs contempladxs. En contra: resulta casi imposible, engorroso, quedarían largos discursos y largos artículos pesados, se complican los contenidos.

¿Qué hacer entonces con esta cuestión? Primero que nada lo importante: reconocer que se trata de un problema y hay entonces que resolverlo. Hasta ahora no se encontró una fórmula totalmente satisfactoria, pero se está intentando introducir el concepto, la discusión, el problema.

No importa cuál de las formas se use para eliminar el lenguaje sexista. Unxs usarán determinadas formas como las descritas más arriba, otr@s usarán algunas diferentes. Lo que elija cada un@. Lo que parezca más sensato. No pueden aceptar, hombres ni mujeres, la discriminación por género en ninguna de sus expresiones. Mucho menos en la expresión. Es el lenguaje. Es la comunicación. Es la educación. No se puede simplemente dejar de lado o trivializar este asunto porque sea complicado resolverlo. No se puede decir.. “y bueno, siempre fue así, para qué cambiar ahora”… porque justamente una buena parte del mundo que yo aplaudo está haciendo esfuerzos por transformar todo aquello que apoye la discriminación. Y las tradiciones cuando son malas o dañinas hay que cambiarlas. Se ha penado y se sigue penando mucho por las exclusiones, intolerancias, desprecios. Se vienen haciendo muchos esfuerzos en las últimas décadas para aprender a incluir. El lenguaje es formador de cultura. Es entonces imprescindible que esta polémica se reavive, continúe, persista. Y que se haya incluido en ella la RAE también me parece saludable.

Comenzar entonces por reconocer que el lenguaje sexista es un problema que hay que resolver. Si todavía no se encontró una forma genial de resolverlo, pues se puede utilizar la que mejor parezca dentro de las posibles que se proponen y que la gente en general comienza a usar. Ya se irá perfeccionando, ya se irá encontrando la salida, se puede ayudar a que el camino siga siendo evitar la discriminación. Ojalá cada un@ mire este camino y se vea en él colaborando para que las personas sean valoradxs sin importar el color de piel, el género, la opción sexual o la religión. 

2 comentarios:

  1. Bueno, vamos a tomar esto por un ángulo que por el cual en general nadie lo ha enfocado. (Aunque aquí hay un ejemplo lateral del asunto, si leemos bien entrelineas)

    El enfoque es el siguiente: ¿en qué se basan las soluciones propuestas para definir si una persona se trata de él o ella? ¿la apariencia?, ¿si tiene -y perdón lo rústico- en el pecho tetas o pelo?, por decirlo a lo bruto.
    Si el Estado va a ser políticas sobre esto, ese criterio (que es el que de hecho se usa en general) es una aberración: definir el sexo, que no el genero!, de alguien por su físico, poniéndonos firmes en la no-discriminación, es una aberración ¿Qué dirían las personas bisexuales, travestis, etc.? Pues, quizá que esta diferenciación es una cagada porque no los contempla en su plenitud.

    Y el asunto en parte es ese. Puedo reconocer que se hieran algunas sensibilidades, pero me cuesta mucho aceptar, y de hecho no lo hago, que hay que decir: "uruguayos y uruguayas" para no discriminar.

    ¿Qué es lo que pienso yo? Pues, que es un debate raro... veo cosas que no me cierran. Por un lado lo que comentaba antes, ya desde el vamos definir a las personas en ellos o ellas, significa invisibilizar a un número de personas que quizá no se decanten por uno u otro, o meterlas en un saco que no es el que ellas quieran. ¿Y entonces que vamos a hacer? ¿definir un tercer "genero", un tercer "sexo"?

    Por otra parte, cuando estoy por ejemplo en una clase con mucha gente, mujeres, varones, lo que sea, y el profesor se dirige al grupo diciendo: "a las personas que agarremos copiando les anulamos el exámen" no me siento discriminado en absoluto por el "las". "Las personas" incluye, es un genérico, femenino, y sin embargo no me discrimina.

    Justamente,al final quizá por tanto darle vueltas a las cosas se hagan diferenciaciones, "discriminaciones", en lugar de prevenirlas o subsanarlas...

    ResponderEliminar
  2. En el "aquí" del comentario anterior debió ir un link, que evidentemente escribí mal. Disculpas.
    Acá dejo el link en cuestión para leer en ese párrafo y contexto: http://chazzweb.wordpress.com/2010/08/16/quien-es-chazz/

    ResponderEliminar